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Enfermedad de los Sacos Anales en el Gato

¿Qué son los sacos anales?

Los sacos anales son dos pequeñas bolsas localizadas a ambos lados del ano, aproximadamente en posición de las agujas del reloj marcando las 4 y las 8. Las paredes de los sacos anales contienen numerosas glándulas sebáceas (sudor) que producen un fluido con un olor muy desagradable para los humanos. Este fluido se almacena dentro de los sacos anales. Los sacos anales liberan su contenido al exterior a través de unos pequeños conductos o canales que se abren justo al lado del ano. Comúnmente, los sacos anales se llaman "glándulas anales" - aunque esta terminología no es totalmente correcta.

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¿Cuál es su función?

Los contenidos de los sacos anales contienen sustancias químicas que actúan como marcadores territoriales o "tarjeta de presentación".  Estas secreciones son similares a las que producen las mofetas. Las mofetas usan estas secreciones para repeler enemigos y avisar a otros animales de su presencia. Aunque los gatos pueden usar los sacos anales para el mismo propósito, la mayoría de gatos domésticos no lo hacen. Cuando el gato defeca, una pequeña cantidad de fluido anal normalmente es expulsado por contracción muscular, aportando a las heces un olor distintivo (o "firma olorosa" individual).

 

¿Qué enfermedades afectan a los sacos anales?

Los sacos anales y sus conductos pueden inflamarse o infectarse. Si los conductos de los sacos anales se inflaman, la secreción no podrá eliminarse adecuadamente. En esta situación, los sacos llegan a "impactarse", y la secreción se vuelve muy espesa y oscura.

Este tipo de infeccion puede ocurrir cuando bacterias normalmente presentes en las heces pueden pasan a través de los conductos y entran a los sacos anales. En situaciones normales, las bacterias son expulsadas de los sacos con la secreción cada vez que el gato defeca. Sin embargo, si los sacos están impactados, las secreciones no pueden vaciarse,  y el fluido impactado se convertirá en un ambiente idóneo para el crecimiento de las bacterias. Si los sacos anales llegan a infectarse, la secreción llega a ser sanguinolenta y los sacos pueden llegar a llenarse de pus, formando un absceso de los sacos anales, que se presenta como una masa caliente, dolorosa e inflamada junto al recto. Si el absceso no se trata, la presión en el saco puede aumentar hasta que la piel se abra en algún punto, permitiendo que el pus drene al exterior. Esta condición se conoce con el nombre de rotura del saco anal.  El pus puede extenderse sobre los tejidos alrededor del recto y ano, causando graves lesiones.

 

¿Cuáles son los signos de la enfermedad del saco anal?

Los sígnos de la enfermedad del saco anal dependen de la naturaleza y gravedad del problema. Los primeros signos incluyen inflamación y tensión en la zona anal. El gato se lamerá o se morderá en la zona del ano y de la cola. La enfermedad del saco anal es muy dolorosa: incluso gatos muy tranquilos se rascarán o morderán la zona afectada. Si uno o ambos sacos se abscesan, el área cerca del recto puede inflamarse; si el absceso se rompe, puede observar una secreción sanguinolenta y purulenta drenando cerca del recto.

En algunos casos, el gato pudo haber tenido un episodio de diarrea una semana o dos antes de que los signos clínicos de la enfermedad del saco anal sean evidentes.

 

¿Cómo se trata la enfermedad del saco anal?

El tratamiento para la impactación consiste en exprimir los sacos y drenar el material solidificado. Para la infección, deberemos vaciar los sacos y además administrar antibióticos para tratar las bacterias. Si se forma un absceso en los sacos, o si los sacos se rompen, puede ser necesario el tratamiento quirúrgico. Muchos casos requerirán tratamiento del dolor durante varios días, hasta que la inflamación e hinchazón hayan remitido.

 

¿Puede la enfermedad aparecer otra vez?

En gatos no es demasiado común que se repitan episodios de la enfermedad del saco anal. Sin embargo, algunos gatos obesos pueden tener problemas crónicos de los sacos anales. Los sacos anales de los gatos obesos no se vacían bien y, por este motivo, tienen alta predisposición a problemas recurrentes. Algunos gatos pueden beneficiarse de un aumento de fibra en su dieta.

Si un gato presenta varios episodios graves de la enfermedad del saco anal, y el cambio en la dieta no ayuda con el problema, los sacos anales pueden ser retirados quirúrgicamente. Cómo los gatos domésticos no tienen necesidad de marcar su territorio, la escisión quirúrgica de los sacos anales no presentará ningún problema para su gato.

 

¿Cuáles son las complicaciones quirúrgicas potenciales?

La cirugía requerirá anestesia general, la cual implica algunos riesgos, tanto si el paciente es un gato como una persona. La escisión quirúrgica de los sacos anales es una cirugía delicada y especializada. Algunos veterinarios prefieren referir estos pacientes a cirujanos especialistas.

Algunos gatos pueden presentar incontinencia fecal después de la cirugía. Pueden perder heces mientras caminan, duermen o descansan. Esto sucede porque los nervios que controlan los músculos que envuelven el ano están muy cerca de los sacos anales y pueden dañarse durante la cirugía o inflamarse durante el proceso de cicatrización. En la mayoría de los casos, esto un problema temporal que se resolverá dentro de unos cuantos días después de la cirugía. Desafortunadamente, algunos casos nunca mejoran, resultando en una incontinencia fecal permanente que requerirá el uso de pañales especiales para gatos u otras medidas. Su veterinario discutirá con usted los riesgos y beneficios de la cirugía.

 

¿Qué otros problemas pueden asociarse con los sacos anales?

Algunos gatos tienen problemas en los conductos anales que les impide cerrar bien. Estos gatos estarán constantemente drenando fluidos de los sacos anales, y llenando la casa de un olor desagradable. Si su gato presenta este problema, usted puede elegir la resección o extracción quirúrgica de los sacos anales.

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